2. Algo malo ha hecho Bigene
Si Baba dice que cuando pasan cosas malas es que los ancestros te están castigando, eso significa que Bigene debe de haber hecho algo muy malo.. o si no, no lo entiendo.
Han pasado ya tres meses desde que el tejado de la escuela se cayó. Fue el mismo día fatídico en el que el Diputado no vino, y el cielo entero se desplomó en forma de agua en todo el Sector. Desde entonces, la escuela sigue en el mismo penoso estado, como si los iras se hubieran confabulado para destrozarla entera para que no pudiéramos ir. Si no hubiera pasado aquello, ahora mismo estaríamos en camino para comenzar las clases. Pero lo cierto es que ocurrió, y me toca pasar todas las mañanas ayudando a mis madres en la bulaña.
A mí me encanta estar con mis madres, pero hoy hemos estado siete horas trabajando en el campo de arroz, y eso es muy cansado. El camino a casa se me está haciendo eterno y más cuando, como siempre, paramos a coger agua del pozo. Por no hablar de que Ansu está con el resto de chicos jugando al fútbol, cosa que me enfada mucho. Pero bueno, las cosas son así y siempre lo han sido. No quiero ahora encolerizar más a los ancestros.
Pero no es solo rabia lo que siento, también algo de tristeza. Este año he cumplido 11, y era mi último curso. Además, parecía que no iba a haber huelga de profesores, por lo que no perderíamos el año. Que yo recuerde, ya hemos tenido dos en blanco... El gobierno, muchas veces, no paga a los profesores. así que se ponen de huelga durante meses. Resulta que este año íbamos a empezar en octubre, como si fuera un año normal. Aunque, viendo todo lo que está pasando, lo volveremos a perder, y eso es un desastre para nosotros. Mis madres se esfuerzan mucho en pagarme la matrícula para que vaya a la escuela. A veces, incluso, a costa de enfrentarse a mi padre. Él dice que eso no me servirá de mucho, porque pronto me casaré y tendré que dedicarme a mi marido y mi familia. Pero a mí me gusta ir a la escuela.
Además, hay algo que hacía que todo fuera casi perfecto. Una ONG de blancos trajo bicis a Bigene y se las dio a las familias que tenían niñas en la escuela ¡recorrer los seis kilómetros desde mi casa a la escuela se hace mucho más fácil pedaleando! De mi clase somos seis las niñas que tenemos bicicletas. Claro que somos las únicas chicas que vamos a la escuela. Lo normal es que a nuestra edad, o antes, las niñas dejen el colegio para quedarse en casa. Doy gracias a Dios por la gran suerte que tengo.
Lo cierto es que, algún día, me gustaría poder acabar mis estudios y ser profesora o médica. Quiero ayudar a los niños y niñas de todo el sector de Bigene. Hay tantos que no tienen la posibilidad de ir a la escuela… sobre todo las niñas. Hace unos días, mientras estaba con mis madres vendiendo en el mercado del pueblo, tuve la oportunidad de hablar con Dja y Gnana, dos chicas de una tabanca cercana a la mía. Me llevé una gran sorpresa al saber que Gnana está embarazada y Dja se va a casar en un mes. ¡El año pasado eran mis compañeras de clase!
Cuando empecé el colegio éramos casi tantas chicas como chicos, pero según íbamos avanzando de curso, mis compañeras lo iban dejando. De las treinta que empezamos, solo quedamos nosotras seis. Recuerdo que nuestros primeros cursos eran debajo de la Calabacera, alrededor del profesor. Allí cantábamos el alfabeto. Los niños y niñas más pequeños siguen haciéndolo así.
¡Qué bien me vendría ahora la ayuda de mis hermanos para llevar el agua a casa! ¡Aún nos quedan 6 kilómetros para llegar!